Negocios
Cómo hacer el cambio de RIF a actividad empresarial
15 sep 2025
Muchos emprendedores inician en el Régimen de Incorporación Fiscal (RIF) porque resulta sencillo, con beneficios en reducciones de impuestos y menos obligaciones.
Sin embargo, a medida que el negocio crece, este régimen se vuelve limitado y el contribuyente necesita pasar a actividad empresarial, un régimen más robusto que permite deducir gastos, acceder a créditos y proyectar el negocio de manera formal.
Entender cómo hacer este cambio es fundamental para evitar errores y aprovechar al máximo los beneficios fiscales.
¿Qué implica pasar del RIF a actividad empresarial?
El RIF está diseñado para pequeños negocios que no superan los 2 millones de pesos de ingresos al año, con declaraciones bimestrales simplificadas y descuentos graduales en el pago de impuestos durante los primeros años.
Sin embargo, este esquema impide un crecimiento mayor y no permite a los contribuyentes acceder a todas las deducciones fiscales posibles.
En cambio, el régimen de actividad empresarial:
Elimina el tope de ingresos, lo que permite facturar sin restricciones.
Exige una contabilidad formal y declaraciones mensuales, lo que brinda mayor control.
Da acceso a deducciones fiscales más amplias, como gastos de operación, servicios profesionales, arrendamientos e incluso inversiones en activos.
Aquí se vuelve esencial comprender la diferencia entre la contabilidad financiera vs contabilidad fiscal, porque el nuevo régimen obliga a llevar registros mucho más detallados y a cumplir con obligaciones específicas ante el SAT.
¿Cuándo conviene hacer el cambio de RIF a actividad empresarial?
El momento adecuado para migrar de régimen depende de varios factores.
Cuando los ingresos superan los 2 millones de pesos anuales. En ese instante el SAT obliga al contribuyente a actualizar su situación fiscal.
Cuando el negocio necesita acceder a créditos o financiamiento. Los bancos suelen pedir declaraciones bajo actividad empresarial, pues ofrecen más confianza y estabilidad financiera.
Cuando se requiere deducir inversiones significativas. En RIF las deducciones son muy limitadas, mientras que en actividad empresarial se pueden considerar vehículos, equipo de cómputo, maquinaria o nómina.
Cuando la operación se vuelve compleja. Si ya existen empleados, proveedores recurrentes o grandes clientes, se necesita un régimen más formal.
Un factor adicional es el cumplimiento preventivo. El cambio a actividad empresarial obliga a revisar procesos internos, muy en línea con lo que establece el compliance fiscal, cuyo objetivo es garantizar que la empresa cumpla con todas las obligaciones tributarias y evite sanciones-
¿Cómo hacer el trámite de cambio de régimen ante el SAT paso a paso?
El procedimiento es digital y puede realizarse directamente en el portal del SAT. El paso a paso es el siguiente:
Acceder al portal del SAT con RFC y contraseña o e.firma.
Entrar a la sección “Trámites” y después “Actualización de obligaciones fiscales”.
Seleccionar la opción para dar de baja el RIF y dar de alta el régimen de actividad empresarial y profesional.
Confirmar y guardar el acuse electrónico, que es el comprobante oficial del cambio.
Actualizar los sistemas de contabilidad y facturación para que reflejen el nuevo régimen.
Este proceso parece sencillo, pero cada error puede generar multas o complicaciones.
Por eso es muy útil apoyarse en guías actualizadas como la de cómo cambiar el régimen fiscal ante el SAT donde se detallan las particularidades que deben cumplirse en este año.
¿Qué obligaciones fiscales cambian después del trámite?
El salto de RIF a actividad empresarial trae consigo una lista de nuevas responsabilidades que el contribuyente debe considerar desde el primer día:
Declaraciones mensuales de ISR e IVA, en lugar de las bimestrales del RIF.
Contabilidad electrónica obligatoria, con envío de balanzas y pólizas al SAT.
Pagos provisionales mensuales que se ajustan en la declaración anual.
Mayor detalle en la facturación, ya que todas las operaciones deben estar respaldadas por CFDI válidos.
Posibilidad de deducir inversiones y gastos operativos, lo que a la larga puede reducir la carga fiscal.
Este nivel de formalidad obliga a una mayor disciplina administrativa, pero al mismo tiempo permite que el negocio sea más competitivo y atractivo frente a inversionistas y entidades financieras.
¿Qué beneficios tiene migrar a actividad empresarial?
Aunque puede parecer un régimen más estricto, los beneficios del cambio suelen compensar las nuevas responsabilidades:
Acceso a financiamiento gracias a estados financieros más completos.
Reducción de impuestos a través de deducciones amplias y mejor planeación fiscal.
Credibilidad empresarial frente a clientes, proveedores y socios estratégicos.
Flexibilidad de crecimiento, al no tener límites de ingresos facturados.
En definitiva, aunque el RIF es un buen punto de partida, el régimen de actividad empresarial se convierte en un paso natural para quienes buscan escalar su negocio.
Preguntas frecuentes
¿El cambio se hace automáticamente al superar los 2 millones de ingresos?
No siempre. El SAT puede detectar y notificar, pero lo recomendable es que el contribuyente lo realice de manera proactiva para evitar sanciones.
¿Qué pasa con los beneficios que tenía en el RIF?
Se pierden en el momento del cambio. Desde entonces se aplican las reglas del régimen de actividad empresarial.
¿Es posible deducir gastos de oficina o vehículos en este régimen?
Sí, siempre y cuando estén relacionados directamente con la actividad económica del negocio.




